HISTÒRIES VISCUDES 2. ANDRÉS VAQUERO PRADILLO. PROYECTO FALLIDO. (07/2019)

     En esos primeros meses de la plataforma,  absorbíamos de forma acelerada y sin anestesia  todos los conceptos posibles sobre urbanismo, patrimonio y centros históricos; para la mayoría de nosotros, BIC, dejo de ser un bolígrafo y paso a ser “bien de interés cultural”

      El proyecto municipal se convirtió en monotema, y evitar su aprobación, nuestra misión.

     En cualquier lugar, por ejemplo la casa de Carola y Pedro, con nuestros nuevos amigos de la plataforma, Brigida, Carmen y Santi, nos enfrascábamos en discusiones y teorías sobre el monotema; fue allí, donde decidimos hacer un proyecto alternativo de rehabilitación  sin destrucción del Cabanyal-Canyamelar-Cap de FranÇa. (como veis éramos totalmente fieles a nuestro manifiesto). Las propuestas iban desde no tocar ni un solo ladrillo, hasta permitir algún esponjamiento y alineaciones de calles; la dichosa joroba de Pintor Ferrandis abrió nuestras primeras grietas conceptuales.

     Para los afectados las indemnizaciones  y realojos debían ser modélicos.

     Por fin decidimos que Ildefons Cerdá,  era nuestro hombre y su plan del eixample de Barcelona, nuestro modelo; teníamos prisa y no queríamos empezar de cero.

      En la librería especializada en urbanismo, de la cooperativa de arquitectos Jordi Capell de Barcelona, compramos un par de libros sobre Cerdá y su plan de eixample, pensamos que era la mejor forma de familiarizarnos con la teoría. También pensamos en pedir una  memoria económica a Manolo Pérez Montiel, padre de Pedro.

     De los debates, recuerdo un proyecto que por su gráfica se denominaba “en peine” que definía la forma de llegar al mar desde Valencia (el trafico, se entiende):

Vertiéndose por las arterias perpendiculares del barrio y tornándose sosegado y amable.

     Y como no, también recuerdo el final, rápido y seco, como bronca de maestra: una tarde, María, tía de Carola, nos acuso de obrar de espaldas a la plataforma y no contar con la asamblea.

     Al menos para mi, la vocación urbanística termino allí (afortunadamente, creo), y la absorbente actividad de la plataforma, relego al olvido este episodio.

Andrés Vaquero Pradillo.___________________________________________________