COMUNICAT SOBRE L’ABSÈNCIA DE VOLUNTAT POLÍTICA DEL PP per rehabilitar el CABANYAL
Le costó al Ayuntamiento asumir que debía acatar la orden ministerial que le obliga a la“suspensión inmediata de la ejecución” del PEPRI del Cabanyal-Canyamelar. Dado ese primer paso, en estos momentos se dirige a dar el segundo, “notificar dicha suspensión a todos los posibles interesados”. Cuando decida dar el tercero paso, deberá proceder a “llevar a cabo una adaptación del mismo –del PEPRI- que garantice la protección de los valores histórico-artísticos que motivaron la calificación de éste como conjunto histórico”. En tanto se lleva a cabo este tercer mandato de la Orden Ministerial, estaría bien que desde el equipo de gobierno no se juegue a crear el desconcierto entre la ciudadanía. Se lo agradeceríamos los vecinos y la maltrecha economía de la construcción.
Le costó al Ayuntamiento asumir que debía acatar la orden ministerial que le obliga a la“suspensión inmediata de la ejecución” del PEPRI del Cabanyal-Canyamelar. Dado ese primer paso, en estos momentos se dirige a dar el segundo, “notificar dicha suspensión a todos los posibles interesados”. Cuando decida dar el tercero paso, deberá proceder a “llevar a cabo una adaptación del mismo –del PEPRI- que garantice la protección de los valores histórico-artísticos que motivaron la calificación de éste como conjunto histórico”. En tanto se lleva a cabo este tercer mandato de la Orden Ministerial, estaría bien que desde el equipo de gobierno no se juegue a crear el desconcierto entre la ciudadanía. Se lo agradeceríamos los vecinos y la maltrecha economía de la construcción.
Le costó al Ayuntamiento asumir que debía acatar la orden ministerial que le obliga a la“suspensión inmediata de la ejecución” del PEPRI del Cabanyal-Canyamelar. Dado ese primer paso, en estos momentos se dirige a dar el segundo, “notificar dicha suspensión a todos los posibles interesados”. Cuando decida dar el tercero paso, deberá proceder a “llevar a cabo una adaptación del mismo –del PEPRI- que garantice la protección de los valores histórico-artísticos que motivaron la calificación de éste como conjunto histórico”. En tanto se lleva a cabo este tercer mandato de la Orden Ministerial, estaría bien que desde el equipo de gobierno no se juegue a crear el desconcierto entre la ciudadanía. Se lo agradeceríamos los vecinos y la maltrecha economía de la construcción.
Como ya le han recordado desde la oposición al Sr. Bellver, suspendido el PEPRI, “reverdece” el planeamiento anterior. En el ámbito del PEPRI, el plan general delimitaba una zona denominada M4 calificada como Conjunto Histórico Protegido CHP2, relativa al Cabanyal-Canyamelar y otra denominada M3, sobre el Paseo Marítimo, ambas con sus correspondientes catálogos de edificios protegidos. Con las normas urbanísticas que contienen ambos planeamientos se pueden otorgar las licencias oportunas, en tanto se procede a la modificación del PEPRI, con las cautelas que se juzguen oportunas. Así se vino funcionando desde que en 1988 se aprobó el PGOU, hasta el día anterior en que entró en vigor el PEPRI, allá por el año 2000.
En estas circunstancias, parece que al Sr. Bellver le preocupa la posibilidad de que acogiéndose a las determinaciones del PGOU y su catalogo de edificios protegidos, podría verse obligado a conceder licencias de derribo a edificios que no estaban protegidos por dicho plan, pero sí que lo estaban con el PEPRI. Si realmente es esto lo que le preocupa a este Ayuntamiento, cuyas actuaciones en el Cabanyal han llegado a ser calificadas como “barbarie” en la prensa internacional, la cosa podría tener fácil solución: dado que el nuevo objetivo que debe incorporar en la adaptación del antiguo PEPRI, es la protección que curiosamente no aparecía enumerada entre sus objetivos, bastaría con que en tanto se redacte el nuevo catalogo de edificios protegidos, se añadan al antiguo catalogo del PGOU, las nuevas incorporaciones que proponía el PEPRI, entre ellas el edificio de la “Casa dels Bous”, si es que llegamos a tiempo de evitar que la desidia acabe con este singular edificio. Por otro lado, para mayor tranquilidad del Sr. Bellver, debería volver a ponerse en marcha la tutela patrimonial previa de la Conselleria de Cultura, licencia a licencia sobre aquellas actuaciones que, como se hace en cualquier suspensión de licencias asociada a revisiones de planeamiento, no resulten contradictorias ni con uno ni con el otro planeamiento. Ello daría margen a un gran número de obras, siempre de signo positivo, de rehabilitación, reurbanización e incluso de nueva planta en la globalidad del ámbito concernido por el PEPRI suspendido. En el caso de que desde alguna instancia, pública o privada, se solicite alguna licencia de derribo, debería concederse en tanto no se trate de un edificio protegido por este nuevo catalogo provisional y siempre que vaya acompañada de la correspondiente licencia de construcción de la edificación sustitutoria, tal como manda la ley de Patrimonio Cultural Valenciano.
Es la voluntad política de rehabilitar el Cabanyal, una vez más la que se echa en falta en estos momentos, por parte del equipo de gobierno municipal, obsesionado con la única idea de realizar nuevos derribos. Esa misma ausencia de voluntad que ha convertido en un fracaso los resultados del Convenio firmado con el Ministerio de Vivienda para rehabilitar 350 viviendas en dos años. Una falta de voluntad que va más allá de la inacción, cuando pasados ya diez años desde la aprobación del PEPRI, ha hecho que la oficina de Cabanyal 2010 no haya pasado de ser una oficina para la gestión de las expropiaciones y compra de edificios con el único objetivo de derribarlos, negándose a convertirla en una autentica Oficina de Rehabilitación, en la que se fomente la rehabilitación del patrimonio inmobiliario y se tramiten y asignen las ayudas públicas en colaboración con otros Organismos de la Administración. Donde exista un “asesoramiento técnico, económico y jurídico, incluidas inspecciones iniciales, redacción de proyectos, revisión de documentos técnicos y de materiales a emplear en dicha rehabilitación”. Todo ello, tal como está previsto en la propia memoria justificativa del PEPRI. Pero esa parte del plan no parecen haberla entendido el Sr. Grau y el Sr. Bellver, que en cambio si se atreve este último, a poner en duda la existencia de un cerebro en el interior de la cabeza de la Ministra de Cultura. Unas declaraciones que son todo un ejemplo de falta de respeto a otras instituciones, que en el ámbito de sus competencias resuelven cuestiones que no complacen al equipo de gobierno de nuestro ayuntamiento.
ASSOCIACIÓ DE VEÏNS I VEÏNES CABANYAL-CANYAMELAR
C/ XULILLA, N º 14 – 46011 – VALENCIA
tel 609631615
Como ya le han recordado desde la oposición al Sr. Bellver, suspendido el PEPRI, “reverdece” el planeamiento anterior. En el ámbito del PEPRI, el plan general delimitaba una zona denominada M4 calificada como Conjunto Histórico Protegido CHP2, relativa al Cabanyal-Canyamelar y otra denominada M3, sobre el Paseo Marítimo, ambas con sus correspondientes catálogos de edificios protegidos. Con las normas urbanísticas que contienen ambos planeamientos se pueden otorgar las licencias oportunas, en tanto se procede a la modificación del PEPRI, con las cautelas que se juzguen oportunas. Así se vino funcionando desde que en 1988 se aprobó el PGOU, hasta el día anterior en que entró en vigor el PEPRI, allá por el año 2000.
En estas circunstancias, parece que al Sr. Bellver le preocupa la posibilidad de que acogiéndose a las determinaciones del PGOU y su catalogo de edificios protegidos, podría verse obligado a conceder licencias de derribo a edificios que no estaban protegidos por dicho plan, pero sí que lo estaban con el PEPRI. Si realmente es esto lo que le preocupa a este Ayuntamiento, cuyas actuaciones en el Cabanyal han llegado a ser calificadas como “barbarie” en la prensa internacional, la cosa podría tener fácil solución: dado que el nuevo objetivo que debe incorporar en la adaptación del antiguo PEPRI, es la protección que curiosamente no aparecía enumerada entre sus objetivos, bastaría con que en tanto se redacte el nuevo catalogo de edificios protegidos, se añadan al antiguo catalogo del PGOU, las nuevas incorporaciones que proponía el PEPRI, entre ellas el edificio de la “Casa dels Bous”, si es que llegamos a tiempo de evitar que la desidia acabe con este singular edificio. Por otro lado, para mayor tranquilidad del Sr. Bellver, debería volver a ponerse en marcha la tutela patrimonial previa de la Conselleria de Cultura, licencia a licencia sobre aquellas actuaciones que, como se hace en cualquier suspensión de licencias asociada a revisiones de planeamiento, no resulten contradictorias ni con uno ni con el otro planeamiento. Ello daría margen a un gran número de obras, siempre de signo positivo, de rehabilitación, reurbanización e incluso de nueva planta en la globalidad del ámbito concernido por el PEPRI suspendido. En el caso de que desde alguna instancia, pública o privada, se solicite alguna licencia de derribo, debería concederse en tanto no se trate de un edificio protegido por este nuevo catalogo provisional y siempre que vaya acompañada de la correspondiente licencia de construcción de la edificación sustitutoria, tal como manda la ley de Patrimonio Cultural Valenciano.
Es la voluntad política de rehabilitar el Cabanyal, una vez más la que se echa en falta en estos momentos, por parte del equipo de gobierno municipal, obsesionado con la única idea de realizar nuevos derribos. Esa misma ausencia de voluntad que ha convertido en un fracaso los resultados del Convenio firmado con el Ministerio de Vivienda para rehabilitar 350 viviendas en dos años. Una falta de voluntad que va más allá de la inacción, cuando pasados ya diez años desde la aprobación del PEPRI, ha hecho que la oficina de Cabanyal 2010 no haya pasado de ser una oficina para la gestión de las expropiaciones y compra de edificios con el único objetivo de derribarlos, negándose a convertirla en una autentica Oficina de Rehabilitación, en la que se fomente la rehabilitación del patrimonio inmobiliario y se tramiten y asignen las ayudas públicas en colaboración con otros Organismos de la Administración. Donde exista un “asesoramiento técnico, económico y jurídico, incluidas inspecciones iniciales, redacción de proyectos, revisión de documentos técnicos y de materiales a emplear en dicha rehabilitación”. Todo ello, tal como está previsto en la propia memoria justificativa del PEPRI. Pero esa parte del plan no parecen haberla entendido el Sr. Grau y el Sr. Bellver, que en cambio si se atreve este último, a poner en duda la existencia de un cerebro en el interior de la cabeza de la Ministra de Cultura. Unas declaraciones que son todo un ejemplo de falta de respeto a otras instituciones, que en el ámbito de sus competencias resuelven cuestiones que no complacen al equipo de gobierno de nuestro ayuntamiento.
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C/ XULILLA, N º 14 – 46011 – VALENCIA
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Como ya le han recordado desde la oposición al Sr. Bellver, suspendido el PEPRI, “reverdece” el planeamiento anterior. En el ámbito del PEPRI, el plan general delimitaba una zona denominada M4 calificada como Conjunto Histórico Protegido CHP2, relativa al Cabanyal-Canyamelar y otra denominada M3, sobre el Paseo Marítimo, ambas con sus correspondientes catálogos de edificios protegidos. Con las normas urbanísticas que contienen ambos planeamientos se pueden otorgar las licencias oportunas, en tanto se procede a la modificación del PEPRI, con las cautelas que se juzguen oportunas. Así se vino funcionando desde que en 1988 se aprobó el PGOU, hasta el día anterior en que entró en vigor el PEPRI, allá por el año 2000.
En estas circunstancias, parece que al Sr. Bellver le preocupa la posibilidad de que acogiéndose a las determinaciones del PGOU y su catalogo de edificios protegidos, podría verse obligado a conceder licencias de derribo a edificios que no estaban protegidos por dicho plan, pero sí que lo estaban con el PEPRI. Si realmente es esto lo que le preocupa a este Ayuntamiento, cuyas actuaciones en el Cabanyal han llegado a ser calificadas como “barbarie” en la prensa internacional, la cosa podría tener fácil solución: dado que el nuevo objetivo que debe incorporar en la adaptación del antiguo PEPRI, es la protección que curiosamente no aparecía enumerada entre sus objetivos, bastaría con que en tanto se redacte el nuevo catalogo de edificios protegidos, se añadan al antiguo catalogo del PGOU, las nuevas incorporaciones que proponía el PEPRI, entre ellas el edificio de la “Casa dels Bous”, si es que llegamos a tiempo de evitar que la desidia acabe con este singular edificio. Por otro lado, para mayor tranquilidad del Sr. Bellver, debería volver a ponerse en marcha la tutela patrimonial previa de la Conselleria de Cultura, licencia a licencia sobre aquellas actuaciones que, como se hace en cualquier suspensión de licencias asociada a revisiones de planeamiento, no resulten contradictorias ni con uno ni con el otro planeamiento. Ello daría margen a un gran número de obras, siempre de signo positivo, de rehabilitación, reurbanización e incluso de nueva planta en la globalidad del ámbito concernido por el PEPRI suspendido. En el caso de que desde alguna instancia, pública o privada, se solicite alguna licencia de derribo, debería concederse en tanto no se trate de un edificio protegido por este nuevo catalogo provisional y siempre que vaya acompañada de la correspondiente licencia de construcción de la edificación sustitutoria, tal como manda la ley de Patrimonio Cultural Valenciano.
Es la voluntad política de rehabilitar el Cabanyal, una vez más la que se echa en falta en estos momentos, por parte del equipo de gobierno municipal, obsesionado con la única idea de realizar nuevos derribos. Esa misma ausencia de voluntad que ha convertido en un fracaso los resultados del Convenio firmado con el Ministerio de Vivienda para rehabilitar 350 viviendas en dos años. Una falta de voluntad que va más allá de la inacción, cuando pasados ya diez años desde la aprobación del PEPRI, ha hecho que la oficina de Cabanyal 2010 no haya pasado de ser una oficina para la gestión de las expropiaciones y compra de edificios con el único objetivo de derribarlos, negándose a convertirla en una autentica Oficina de Rehabilitación, en la que se fomente la rehabilitación del patrimonio inmobiliario y se tramiten y asignen las ayudas públicas en colaboración con otros Organismos de la Administración. Donde exista un “asesoramiento técnico, económico y jurídico, incluidas inspecciones iniciales, redacción de proyectos, revisión de documentos técnicos y de materiales a emplear en dicha rehabilitación”. Todo ello, tal como está previsto en la propia memoria justificativa del PEPRI. Pero esa parte del plan no parecen haberla entendido el Sr. Grau y el Sr. Bellver, que en cambio si se atreve este último, a poner en duda la existencia de un cerebro en el interior de la cabeza de la Ministra de Cultura. Unas declaraciones que son todo un ejemplo de falta de respeto a otras instituciones, que en el ámbito de sus competencias resuelven cuestiones que no complacen al equipo de gobierno de nuestro ayuntamiento.
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