Comunicat de l’Associació de Veïns davant el dictamen de l’Audiència Nacional
LA AUDIENCIA NACIONAL HA DENEGADO LA SUSPENSIÓN CAUTELAR SOLICITADA POR EL AYUNTAMIENTO DE VALENCIA CONTRA LA ORDEN MINISTERIAL DEL PEPRI DEL CABANYAL
Buenas noticias para el futuro del Cabanyal y para aquellos vecinos que creemos en su rehabilitación y que aun confiamos en la justicia. Acabamos de conocer el último revés judicial, y ya son varios, que ha tenido el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Valencia, en su irracional empeño de echar por los suelos una parte importante del patrimonio histórico de esta ciudad, el que representa el barrio del Cabanyal.LA AUDIENCIA NACIONAL HA DENEGADO LA SUSPENSIÓN CAUTELAR SOLICITADA POR EL AYUNTAMIENTO DE VALENCIA CONTRA LA ORDEN MINISTERIAL DEL PEPRI DEL CABANYAL
Buenas noticias para el futuro del Cabanyal y para aquellos vecinos que creemos en su rehabilitación y que aun confiamos en la justicia. Acabamos de conocer el último revés judicial, y ya son varios, que ha tenido el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Valencia, en su irracional empeño de echar por los suelos una parte importante del patrimonio histórico de esta ciudad, el que representa el barrio del Cabanyal.LA AUDIENCIA NACIONAL HA DENEGADO LA SUSPENSIÓN CAUTELAR SOLICITADA POR EL AYUNTAMIENTO DE VALENCIA CONTRA LA ORDEN MINISTERIAL DEL PEPRI DEL CABANYAL
Buenas noticias para el futuro del Cabanyal y para aquellos vecinos que creemos en su rehabilitación y que aun confiamos en la justicia. Acabamos de conocer el último revés judicial, y ya son varios, que ha tenido el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Valencia, en su irracional empeño de echar por los suelos una parte importante del patrimonio histórico de esta ciudad, el que representa el barrio del Cabanyal.
La Audiencia Nacional ha denegado la suspensión cautelar que el Ayuntamiento había interpuesto para tratar de paralizar la Orden Ministerial y poder seguir con los derribos. Su estrategia, aunque para algunos legos en el derecho nos pudiera parecer absurda de poder prosperar, era clara, si se concedía la suspensión cautelar, mientras el tribunal se lo piensa, no habría dejado una casa en pie. Y después vete tú a preguntar. Hemos aprendido en estos últimos años, entre muchas otras cosas, que a veces la justicia funciona de este modo. El precedente lo tenemos bien cerquita con los incidentes de la semana negra, entre el 6 y el 8 de abril, cuando los juzgados de Valencia no admitieron a trámite la suspensión cautelar que nosotros pedíamos de los derribos. Si se hubiera concedido dicha suspensión cautelar, los edificios estarían en pie, las licencia serían nulas y algunos nos habríamos ahorrado haber sido apaleados como malhechores.
Aquella negativa a nuestra solicitud de suspensión cautelar, no pudo evitar el daño irreversible que se ha causado, pero por suerte, esta que había solicitado la Sra. Barberá si que impedirá que se vuelva a cometer el mismo atropello, pero en este caso con una intensidad ilimitada. De aquí al pronunciamiento definitivo de la Audiencia Nacional, podían haber desaparecido la mayor parte de los edificios protegidos y no protegidos de la zona afectada por la prolongación y puestos sus propietarios “de patitas en la calle” por cuatro euros, y después como dicen por aquí, “BUSCA QUI T´HA PEGAT”.
La Audiencia Nacional ha denegado la suspensión cautelar que el Ayuntamiento había interpuesto para tratar de paralizar la Orden Ministerial y poder seguir con los derribos. Su estrategia, aunque para algunos legos en el derecho nos pudiera parecer absurda de poder prosperar, era clara, si se concedía la suspensión cautelar, mientras el tribunal se lo piensa, no habría dejado una casa en pie. Y después vete tú a preguntar. Hemos aprendido en estos últimos años, entre muchas otras cosas, que a veces la justicia funciona de este modo. El precedente lo tenemos bien cerquita con los incidentes de la semana negra, entre el 6 y el 8 de abril, cuando los juzgados de Valencia no admitieron a trámite la suspensión cautelar que nosotros pedíamos de los derribos. Si se hubiera concedido dicha suspensión cautelar, los edificios estarían en pie, las licencia serían nulas y algunos nos habríamos ahorrado haber sido apaleados como malhechores.
Aquella negativa a nuestra solicitud de suspensión cautelar, no pudo evitar el daño irreversible que se ha causado, pero por suerte, esta que había solicitado la Sra. Barberá si que impedirá que se vuelva a cometer el mismo atropello, pero en este caso con una intensidad ilimitada. De aquí al pronunciamiento definitivo de la Audiencia Nacional, podían haber desaparecido la mayor parte de los edificios protegidos y no protegidos de la zona afectada por la prolongación y puestos sus propietarios “de patitas en la calle” por cuatro euros, y después como dicen por aquí, “BUSCA QUI T´HA PEGAT”.
La Audiencia Nacional ha denegado la suspensión cautelar que el Ayuntamiento había interpuesto para tratar de paralizar la Orden Ministerial y poder seguir con los derribos. Su estrategia, aunque para algunos legos en el derecho nos pudiera parecer absurda de poder prosperar, era clara, si se concedía la suspensión cautelar, mientras el tribunal se lo piensa, no habría dejado una casa en pie. Y después vete tú a preguntar. Hemos aprendido en estos últimos años, entre muchas otras cosas, que a veces la justicia funciona de este modo. El precedente lo tenemos bien cerquita con los incidentes de la semana negra, entre el 6 y el 8 de abril, cuando los juzgados de Valencia no admitieron a trámite la suspensión cautelar que nosotros pedíamos de los derribos. Si se hubiera concedido dicha suspensión cautelar, los edificios estarían en pie, las licencia serían nulas y algunos nos habríamos ahorrado haber sido apaleados como malhechores.
Aquella negativa a nuestra solicitud de suspensión cautelar, no pudo evitar el daño irreversible que se ha causado, pero por suerte, esta que había solicitado la Sra. Barberá si que impedirá que se vuelva a cometer el mismo atropello, pero en este caso con una intensidad ilimitada. De aquí al pronunciamiento definitivo de la Audiencia Nacional, podían haber desaparecido la mayor parte de los edificios protegidos y no protegidos de la zona afectada por la prolongación y puestos sus propietarios “de patitas en la calle” por cuatro euros, y después como dicen por aquí, “BUSCA QUI T´HA PEGAT”.
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