MANUEL PÉREZ MONTIEL(*) Rehabiliten la ciudad Levante-emv 24/01/1999
Es muy probable que la mayoría de los vecinos de Valencia no conozca en profundidad el Cabañal ni tampoco los planes que la Administración tiene para el mismo.
Existe un proyecto para prolongar la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar, lo que supone abrir en canal el barrio, derribar 1.500 viviendas y, consecuentemente, desplazar a una población de unos mil habitantes.Rehabiliten la ciudad
MANUEL PÉREZ MONTIEL *
* Catedrático de la Universitat Politècnica de València. El texto está firmado además por 22 profesores y dos catedráticos.
Es muy probable que la mayoría de los vecinos de Valencia no conozca en profundidad el Cabañal ni tampoco los planes que la Administración tiene para el mismo.
Existe un proyecto para prolongar la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar, lo que supone abrir en canal el barrio, derribar 1.500 viviendas y, consecuentemente, desplazar a una población de unos mil habitantes.
No es un proyecto nuevo. Desde hace varias décadas ha habido diferentes intentos para acabar la avenida que, como Paseo de Valencia al Mar, proyectó Casimiro Meseguer en 1883.
Hay que decir, sin embargo, que la existencia del Cabañal es anterior a esa fecha.
Para justificar el proyecto que ahora se anuncia, y que ha creado una honda preocupación en el barrio, la Administración aporta dos argumentos básicos: la necesidad de concluir el citado paseo y rehabilitar el barrio. A veces, los técnicos, por una cierta deformación profesional, tendemos a poner en primer plano de nuestros trabajos la consecución de un cierto orden formal, la funcionalidad o la estética. Con frecuencia olvidamos el elemento humano.
Por eso, recomendamos a todos los ciudadanos de Valencia que visiten el barrio, y si tienen la oportunidad de hacer una visita guiada, descubrirán que en el Cabañal hay un pueblo vivo y activo como posiblemente no existe en el resto de la ciudad de Valencia. Tendrán la oportunidad de entrar en sus viviendas, podrán preguntar e informarse. Y descubrirán la Casa dels Bous, la Lonja de Pescadores, el teatro de marionetas y el casino, entre otros elementos arquitectónicos y sociales.
Y podrán recrearse con la riqueza del entorno, la proximidad del mar, y el privilegio de un clima que permite ocupar la calle en pleno invierno. La oferta cultural, gastronómica y recreativa del Cabañal es asimismo muy atractiva.
Hace unas semanas fue visitado por el profesor Grisolía y por el conocido urbanista Solá Morales, que, según cuentan testigos presenciales, quedaron impresionados por la frescura y vitalidad del barrio supuestamente enfermo.
Por si fuera poco, existe un magnífico muestrario de arquitectura popular, casas modestas embellecidas con cerámica, adornos de alabastro, artesanía en madera y hierro, detalles cuidados, y casas más señoriales, de estilos variados, a veces mezclados.
De hecho, hay un buen número de edificios protegidos, una parte del barrio está declarado conjunto histórico de la Comunidad Valenciana (1993), y recientemente las Cortes Valencianas han pedido al Consell que la declaración se amplíe a la totalidad del mismo.
Por el contrario, también hay zonas con aspecto de abandono, un deterioro que no se puede justificar simplemente acusando a los vecinos de desidia. Muchas viviendas sólo necesitan una mano de pintura y unos ligeros arreglos. No iría de más, sin embargo, un programa de mejora urbana.
La iniciativa pública, desde hace muchos años, no parece haber prestado especial atención al barrio, y en algunos casos más bien ha supuesto un freno para el progreso del Cabañal. A pesar de ello, se puede decir que, globalmente, su nivel de higiene y calidad de vida es superior a la media de la ciudad.
Probablemente, la salvación de una sola de esas joyas arquitectónicas que perviven milagrosamente en el Cabañal sería motivo de apoyo masivo en cualquier ciudad con un poco más de sensibilidad.
La división de opiniones entre los técnicos es evidente. Con ser muy respetables las que defienden el proyecto oficial, creemos que los motivos que lo sustentan han perdido vigencia histórica.
Hay que advertir, también, que el argumento de la rehabilitación del barrio para intervenir puede tener efectos contraproducentes, como, por desgracia, ha ocurrido en otras zonas de la ciudad. La avenida del Oeste, iniciada en 1940, fue una de las causas de la degradación de los barrios de Velluters y del Mercat en el centro histórico de nuestra ciudad. Sin tratar de establecer prejuicios, podemos decir que en el Cabañal ya se ha creado una evidente división social a causa del proyecto.
Las razones técnicas que aporta otro sector de opinión para mantener el barrio y oponerse a la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez (el interés histórico de la trama urbanística, y el hecho de que Valencia sí está conectada físicamente con el mar) no debieran prevalecer, a nuestro juicio, sobre esa otra realidad social y humana.
Por todo ello, hay que pedir a las autoridades locales y a los técnicos que reflexionen y no tomen una decisión tan dramática.
La amenaza que pesa sobre el barrio ha creado, como se puede comprobar, una gran confusión y no poca tensión, lo que se traduce a veces en actitudes contradictorias (hay un sector del barrio, minoritario, que cree que el proyecto oficial será beneficioso).
No obstante, hay una realidad que nadie puede discutir: en el Cabañal, como en pocas zonas de Valencia, la gente se reúne en los bares, se conoce todo el mundo. Allí es, en definitiva, donde la mayoría de la gente quiere seguir viviendo.
Hay que invitar a la corporación municipal a que se acerque al barrio, participe en una de las visitas guiadas que han montado los vecinos y recapacite antes de tomar la que nos atrevemos a considerar como una de las decisiones urbanísticas más graves de los últimos cincuenta años en Valencia: dividir un barrio, desplazar a centenares de sus habitantes, acabar con años de trabajo, de sentimientos y de historia.
¿Prolongar la avenida de Blasco Ibáñez y rehabilitar el Cabañal, como anuncia el programa oficial? Nosotros proponemos al ayuntamiento justamente lo contrario: que prolongue el espíritu del Cabañal y con él, ayude a rehabilitar toda la ciudad.
Invitamos al consistorio local a que rectifique, cosa de sabios, y demuestre que éste es solamente un proyecto urbanístico con buenas intenciones, y que no hay detrás un gigantesco proceso de especulación, como denuncian algunos.
Tenga un gesto con los vecinos, señora alcaldesa. No se arrepentirá: celebre con ellos el cincuentenario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Somos conscientes de que hay otros casos mucho más sangrantes en nuestro planeta, pero también esa declaración, en su artículo 17, dice que nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
En cualquier caso, como dice nuestra Constitución, que también celebra ahora aniversario, la privación de este derecho sólo se puede justificar por causa de utilidad pública o interés social (artículo 33). En nuestra opinión, el proyecto oficial no cumple esos requisitos.
Estamos convencidos de que muchos vecinos del Cabañal no luchan sólo por sus ladrillos. Compruébelo usted misma.
* Catedrático de la Universitat Politècnica de València. El texto está firmado además por 22 profesores y dos catedráticos.
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