Manuel Pérez Montiel. Crónica del Cabanyal. Levante-emv. 20/09/1998

Desde hace varios meses, los proyectos de prolongación de la avenida Blasco Ibáñez de Valencia, a través —y a costa— del Cabanyal Canyamelar, han sido noticia en los medios de comunicación y han suscitado controversias entre los vecinos de ese barrio. A medida que pasan las semanas y es más inminente la aprobación de un plan de prolongación de Blasco Ibáñez, los movimientos vecinales del barrio, las asociaciones de vecinos, los partidos políticos y los ciudadanos en general del Cabanyal se movilizan, discuten y se preocupan por el futuro: el propio y el del barrio .

20/09/1998 Levante-emv Manuel Pérez Montiel (territorio y viv) Crónica del Cabanyal Crónica del Cabanya MANUEL PÉREZ MONTIEL *
Desde hace varios meses, los proyectos de prolongación de la avenida Blasco Ibáñez de Valencia, a través —y a costa— del Cabanyal Canyamelar, han sido noticia en los medios de comunicación y han suscitado controversias entre los vecinos de ese barrio. A medida que pasan las semanas y es más inminente la aprobación de un plan de prolongación de Blasco Ibáñez, los movimientos vecinales del barrio, las asociaciones de vecinos, los partidos políticos y los ciudadanos en general del Cabanyal se movilizan, discuten y se preocupan por el futuro: el propio y el del barrio .
Para un observador externo al barrio, pero cordialmente relacionado con él, la situación es paradójica y algo penosa. Penoso era ver personas mayores intentando buscar en unos planos, expuestos en la Junta de Distrito del Marítimo, si su casa iba a ser derribada o no. La soledad e impotencia de esas personas que se veían sin su casa era conmovedora No entendían, ni nadie les podía explicar, por qué su casa podía ser derribada o no según se aprobara uno u otro plan.
La paradoja es que no hay una razón clara, un principio director, según el cual la prolongación de Blasco Ibáñez sea un objetivo deseable para la ciudad y para el barrio. Sólo la voluntad de la alcaldesa de Valencia, de ejecutar esa prolongación, parece ser el único argumento para planearla y llevarla a cabo.
Porque el proyecto —al menos el que se presentó en la junta de distrito— que se propone no está dirigido para revitaliza r y rehabilitar el Cabanyal Canyamelar. El proyecto únicamente pretende prolongarla avenida de Blasco Ibáñez ,a costa del Cabanyal Canyamelar, que sólo aporta el suelo para esta prolongación. Es decir, este proyecto es una decisión política de la actual mayoría municipal.
Racionalizar la cuestión
Si se parte de una decisión política, un comentarista puede discutirla negando la premisa mayor, afirmando que es una mala decisión, que es un error, y pedir al
político —a la señorita Barbera— que rectifique, que rectificar es de sabios. También es lícito recurrir a los argumentos de autoridad para que la señorita Barberá rectifique. Según la prensa, la señorita Barberá asistió el 14de septiembre al pleno de las Corts Valencianes. Supongo que escuchó atentamente el discurso del señor Zaplana en el que, entre otras cosas, anunciaba una ley para combatirla depredación del medioambiente y que, cito literalmente del Levante EMV, del159-1998, pag. 22, decía:
«La ley de ordenación del territorio, según Zaplana:“Hará especial hincapié en la preservación de parejas, así como en la recuperación de aquellos ya degradados por actuaciones precedentes.
”“Tenemos que garantizar un desarrollo sostenible, si no queremos retroceder a medio plazo”, enfatizó. “Con una actuación proteccionista de esta naturaleza”, dijo, “pretende limitar el desordenado desarrollo urbanístico y recuperar todos nuestros cascos antiguos urbanos históricos”. Acaba el presidente Zaplana afirmando que el texto (de la nueva leyde ordenación del territorio)será fruto del diálogo con todos los sectores implicados“agricultores, sindicatos, empresarios, asociaciones de vecinos, ecologistas…”»
Si la señorita Barberá prestó atención al discurso del señor Zaplana en las Corts Valencianes, tendría que hacer compatible su voluntad de prolongar Blasco Ibáñez con la propuesta legislativa del señor Zaplana. El Partido Popular propugna en las Corts Valencianes «recuperar todos nuestros cascos urbanos históricos», se supone que también para la ciudad de Valencia y, en concreto, también para el Cabanyal-Canyamelar. Como la señorita Barberá es miembro del Partido Popular supongo quele faltará tiempo para cancelar su proyecto de prolongación de Blasco Ibáñez.
En caso contrario podría darse de baja del Partido Popular y crear el PP Renovado: Partido de la Picoleta, en honor del Marqués de Sotelo—alcalde de Valencia durante la dictadura (la dictadura de Primo de Rivera)— al que los valencianos conocían como alcalde de la picoleta por las obras y derribos que realizó en la ciudad durante su mandato.
Pero la cuestión que nos ocupa, además de política es técnica, y si me apuran, bastante compleja por ello es necesario tener las ideas claras y los objetivos bien definidos que son, en mi opinión dos: 1º el ayuntamiento pretende prolongarla avenida de Blasco Ibáñez. 2º Los vecinos pretenden rehabilitar el barrio CabanyalCanyamelar.
Resulta que ambos objetivos son incompatibles. O se hace una cosa o se hace otra. Las dos a la vez no se pueden conseguir. Desde el segundo punto de vista, la condición necesaria para la rehabilitación y revitalización de este barrio es el respeto de toda la trama urbana existente. La condición suficiente es que el ayuntamiento tome la decisión de autorizar a los propietarios del barrio a construir, rehabilitar y reformar sus viviendas, con una ordenación urbanística clara, simple y respetuosa con la estructura actual del barrio. *Catedrático de la Escuela Técnica Superior de arquitectura.